CLAUDIO ESCALANTE EL HIJO DE UNA FAMILIA NUMEROSA Y FUTBOLERA

Son 9 hijos, todos juegan al fútbol, son «enfermos» hinchas de Central Larroque. Claudio, uno de los hijos, juega en el Lobo desde junio del 2019. Una linda historia.

En el barrio «Leandro N. Alem» de Larroque, un típico barrio de ciudad del interior del país donde todos se conocen y todos se saludan vive una familia muy especial; donde seguro está prohibido hablar de otro tema que no sea el fútbol y seguro que mencionar a Central Larroque es algo muy común. Es que Mario Escalante y Elsa Ramírez que están juntos desde hace más de 33 años tuvieron nada menos que 9 hijos, 3 mujeres y 6 varones y todos, sí todos, juegan al fútbol lo que es una felicidad para un futbolero como Mario que «dice haber jugado al fútbol pero no lo vi y entonces no se aunque desde siempre estuvo ligado al Club en varias funciones» nos dice Magalí una de sus hijas y con la cual podemos conocer algo de esta familia con uno de sus hijos en Gimnasia. Claudio Escalante, el sexto hijo de una familia numerosa, al que en Larroque conocen como «Kaio» y en el mundo del fútbol de los equipos donde jugó como «El Mudo», lógica referencia a lo callado que es, llegó a Gimnasia la temporada pasada y ahora está deseoso de volver.

«A dedo» para ver un hijo
Casi un equipo de fútbol armaron Elsa y Mario quienes además de criarlos de la mejor manera son hinchas fanas de ellos y para verlos Mario viaja «a dedo» pero desde el año pasado se le complicó un poco porque uno de sus hijos llegó a nuestra ciudad para jugar en el Lobo y Sebastián juega en Defensores de Pronunciamiento.

Así que Mario, con más de 30 años como portero de la Escuela Nº 99 «Faustino Suárez», cada día de partido arma su mochila, sale a la ruta para «hacer dedo» y tratar de llegar al destino donde estará jugando alguno de sus hijos y pese a las complicaciones para llegar a Pronunciamiento con ese método de viaje nada lo amedrenta y si Seba está convocado, ahí estará. Lo que sí no le falta es el fútbol para ver durante el fin de semana y si no lo creen, hagamos un recuento:

Walter, el primero de la dinastía Escalante-Ramírez (32 años), es el enganche, desde hace bastante tiempo de Central Larroque equipo en el que también juegan Andrea (29), «la mejor defensora central del fútbol femenino del sur entrerriano» nos dice Maga; José (27), volante; María (25), también defensora; Magalí (19) la delantera del «Rojo» y «la más talentosa» según nos cuenta ella misma entre risas y Gerónimo (18), el peque de la familia que también juega en el club de la familia como delantero. Mientras que Oscar (31) ya abandonó el fútbol y es un problema menos para papá Mario; Sebastián (22) es arquero en el equipo que dirige Hernán Orcellet en Pronunciamiento y Claudio (24) el volante de Gimnasia que se ha recuperado de su operación de meniscos y está listo para volver.

Todos al Municipal
Ayer había fiesta en la familia porque, por la noche, el «Rojo» jugaba en el Estadio Municipal de Gualeguaychú una de las semis de la Copa Gualeguaychú ante el Deportivo Urdinarrain. Por eso la familia ya se preparaba desde temprano para recorrer los 46 kilómetros que separan a Larroque de Gualeguaychú para alentar «a morir» al «Rojo» ante el Depor. «Y ahí vamos todos, ninguno quiere faltar», nos dice Maga.
El segundo hogar
El «Raúl Impini», el estadio de Central también conocido como «El Fortín», es el segundo hogar de la familia Escalante que alienta desde la tribuna o desde dentro del campo de juego en el caso de Magalí, fotógrafa apasionada por el fútbol, que está en todos los partidos que pueda «juegue o no Central» para reflejarlo en su página Fotos magaa escalante.
Esta noche todos a Gualeguaychú y el sábado, esperando que el «Kaio» sea convocado por Hilario Bravi para trasladarse hasta nuestra ciudad para seguir junto a la familia. Porque si algo caracteriza a los Escalante, habitantes del barrio «Leandro N. Alem» es estar siempre unidos, siempre pelearlas juntos y así todo es más fácil.

«Lo que se hereda…»
Dice un viejo refrán que «lo que se hereda no se roba» y Claudio Escalante refleja fielmente lo que hace su padre cada vez que quiere ir a ver a un hijo por eso cuando se va para su Larroque natal lo hace a «dedo» y, es más, nos cuenta Maga que «cuando jugó en Juventud Unida iba y venía de Larroque a Gualeguaychú todos los días así porque no tenía donde quedarse».
Comentan allegados al Lobo que, además de silencioso, el «Kaio» es «un jugador muy respetuoso y humilde», algo que sin dudas también lo heredó de su familia.

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