MARTINA BOXLER: «LA MISIÓN» CUMPLIDA

La uruguayense de 47 años, cerró el 2018 con un gran objetivo cumplido, participar de “La Misión”, una competencia donde recorrió 110 km., en forma auto-suficiente, en pleno contacto con la naturaleza y en un entorno montañoso.

Deporte Digital, dialogó con Martina, quién nos contó la experiencia de participar en una competencia de varios kilómetros, “en el 2018 se realizaron dos ediciones la 13ª en San Martín de los Andes, donde en esa oportunidad realicé 160 km en un tiempo de 44 horas y en diciembre la 14ª que se realizó en Villa La Angostura y recorrí 110 km en 43 horas 34 minutos, y donde en el punto de partida largamos 500 personas”.
La Misión es una competencia donde las personas completan un recorrido de 110, 160 o 200 km, en un máximo de 80 horas. Lo hacen en forma auto suficiente, en pleno contacto con la naturaleza, en un entorno montañoso, enfrentando los caprichos del clima y superando los obstáculos. “Se suben enormes montañas, se recorren largos valles, se cruzan arroyos, se bordean lagos. Pero lo mejor es que una persona puede completar éste hermoso pero duro recorrido solo caminando (modo trekking)”, comentó Martina.
Los participantes de la competencia deben trasladar una mochila con elementos obligatorios, quienes no tienen estos elementos no puede largar. La misma pesa alrededor de 6 a 7 kilos por lo que impide correr en gran parte del recorrido. Esto implica planificar que tipos de alimentos llevar y saber suministrarlos en el recorrido, debido a que no hay puestos de abastecimientos ni calles, “lo más importante para completar una Misión es el factor mental, la “cabeza”, factores como la determinación, la perseverancia y la paciencia son algunas de las claves para completar una Misión”.

Objetivo cumplido. La nieve es testigo de haber llegado. Misión completada.

La preparación
Para completar La Misión no se deben tener habilidades especiales, no es necesario ser un escalador temerario, ni un súper atleta. Con un entrenamiento adecuado, supervisado por un preparador físico y una alimentación acorde, un corredor amateur puede competir. “Haber realizado un par de carreras previas, hace que uno vaya experimentando y sumando conocimientos. Aprender a conocerse y decir hasta dónde puedo o debo continuar, en mi caso y con 47 años en la espalda, y después de treinta años de actividad física (ciclismo, natación, triatlón, carreras de calle en diferentes distancias, carreras de aventura) hace que esa sumatoria me dé herramientas suficientes para “atreverme” a recorrer estas distancias. Uno es un aprendiz del deporte, cada experiencia te enseña algo nuevo”.

Un vicio difícil de dejar

Mitad de camino. Se hace complicado pero la fuerza de voluntad lo puede todo.

En esta oportunidad Martina, corrió junto a su esposo Miguel Escalada, “creo que a lo largo de los tantos años que estamos juntos fue “infestándose” de mi pasión y disfrutamos desde el momento que planeamos hacer una carrera, durante y luego de la misma”.
El apoyo de su familia para Martina es fundamental a la hora de prepararse para una nueva competencia, “a lo largo de la vida, la constancia, el apoyo de tu familia: mis padres, mi abuela, mi esposo, mis hijos, mis primos, mis amigos, conocidos, profes, hace que uno vaya ganando la confianza y va llegando un poco más lejos”.
Para Martina correr y competir en diferentes desafíos es una gran pasión, “siempre decimos que empezar este tipo de actividades es un vicio difícil de dejar, todos te pueden narrar la mejor experiencia, pero si no las vivencias, le faltan cuerpo y vida a las palabras. Pero por sobre todo rescato a las personas que a lo largo de todos estos años de mi vida se cruzaron en la mía para enseñarme, acompañarme y alentarme. Particularmente todo esto forma parte de mi vida, no me genera una imposición u obligación, todo lo contrario, es una pasión donde soy feliz de hacerlo y trasmitirlo para contagiar a que otros también lo hagan”.

La competencia

Largada de la prueba con muchísimos participantes.


Esta fue la segunda Misión para Martina, ya que en febrero compitió en 160 km en San Martín de Los Andes, y luego participó en diciembre pasado, “en esta última edición, largamos el jueves 13 de diciembre a las 10, desde el centro de la ciudad de Villa La Angostura en dirección al Cerro Bayo, subiendo hasta los 1782 metros, para luego descender y dirigirnos a Cajón Negro, a partir de allí todo comenzó a cambiar porque la llovizna y las fuertes ráfagas de viento nos dieron la bienvenida, y debimos ascender haciéndole frente a la nieve que comenzaba a mostrarse. Cuando uno es un desconocido de estas inclemencias del clima solo resta continuar con la paciencia. El camino te hace encontrar y compartir con personas, gente como uno, algunos con más o menos edad, pero con la alegría de estar allí y de llegar como sea, sentías todas las sensaciones, en todo momento, antes, durante y en la tan ansiada llegada, cuando cruzar el arco y rompimos el llanto, el abrazo, la última zancada con el último aliento”.

Próximo objetivo

Martina y Miguel ya piensan en su próximo objetivo. Obviamente que a cumplir juntos.

Martina planifica cada competencia como un nuevo desafío, “cada carrera próxima tiene su desafío, no conocer por donde te llevará el camino, que dificultad tendrá. Hay muchas carreras dando vuelta en nuestro país, el tema económico es la limitante, ganas siempre hay. Me gusta ultras, correr en montañas, selvas, con frío, con calor, me gusta el triatlón. Cada día que despierto se renueva, aprecio y vivo el día, el momento. Agradezco estar viva para continuar, agradezco a la vida por permitirme ser y continuar haciendo esto”.

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