Mariana Simovich, en primera personas, nos cuenta como fueron sus primeros 42,195 del Maratón de Buenos Aires.
A pedido de los amigos de Deporte Digital me puse a escribir sobre lo que representó mi primer maratón; los 42,195 metros de Buenos Aires junto a miles y miles de aficionados; quizás muchos como yo corriendo esa distancia por primera vez.
Una idea de varios años

La idea de correr un maratón comenzó a rondar en mi hace unos años, cuando comencé a correr anualmente la media maratón de Rosario. Esta distancia me desafiaba y me quedaba con ganas de más, de exigirme un poco más. Estaba segura que podía ya había ganado experiencia en competencias y en diferentes distancias. Este año junto a mi marido (Mauricio Garmenda), que siempre me impulsa a perseguir mis objetivos, nos propusimos terminar un maratón; hablé con mi entrenador (Marcelo Casado), me dio el ok y ahí comenzaba otra etapa de esta mi primera maratón.
Una preparación tranqui
Después de hablar con Marcelo nos pusimos en marcha con los preparativos, sin agobiarme de kilómetros y buscando objetivos a corto plazo como la media maratón de Rosario, alguna carrera del circuito de maratones de mi ciudad, que amo tanto, y la media de Buenos Aires ya culminando los entrenos. Todas las carreras dieron buenos parámetros, esto me dejaba buenas sensaciones y poco a poco me convenció que la maratón se iba a desarrollar de la mejor manera. Siempre y cuando la terminara, dándolo todo, dejando todo en carrera, el objetivo estaría cumplidísimo.
Muchos que apoyaron

Corro hace 8 años y he participado en diversas carreras de calle que es lo que más me atrae, también he corrido carreras de aventuras de la zona y carreras de montaña para desafiarme un poco más. El raid de Los Andes Utach, Turmalina, el Cruce de los Andes, entre otras. Experiencia había, sólo que todas las carreras son diferentes y le tenía mucho respeto al maratón más que nada a la preparación de una maratón y más aún saliendo de unos años con lesiones.
La preparación fue exigente, había que concentrarse en alimentarse e hidratarse bien, descansar y entrenar escuchando al cuerpo. Siempre traté de buscar apoyo runners, esas personitas que comparten kilómetros, anécdotas, dolores, risas e ilusiones. Gracias Pili Ríos por tirar kilómetros y experiencia; gracias Vamos Runners fueron un mimo los últimos fondos y gracias Asdrúbal Ferrari por todos esos consejos desde tu experiencia, son oro en polvo y sin olvidarme del trabajo físico y psicológico del profe Nicolas Scalese. En el proceso me concentré en buscar carreras que quisiera hacer y así me mantuve motivada en el proceso. Salió media maratón de Rosario, Fiesta de la Colonización, UCU, UTN y con el Maratón de Buenos Aires ya cerquita del objetivo final.
Y llegó el día
Y finalmente llegó el día de estar debajo del aro de largada, a decir verdad bastante lejos de eso por la cantidad de participantes que tiene esta competencia. La carrera fue mucho más de lo que esperaba…quedé completamente enamorada de esta distancia, mágica dura e inexplicable que desafía el cuerpo y la mente.
Entre a mi corral y comenzó el Himno Nacional, la bandera se desplegó, mi piel se erizo y empezó la adrenalina.
Comenzamos a correr, ahora había que ejecutar todo lo que se había planificado para poder terminar de la mejor manera. Había que recordar los puestos de hidratación, no había que olvidarse de comer kilómetro a kilómetro para que el cuerpo resistiera las 3 ó 4 horas de carrera. El clima fue un desafío más, se largó con 18 grados y una humedad del 80 por ciento había que estar muy atento a la hidratación. Los kilómetros pasaron sin sobresaltos fuimos pasando por lugares emblemáticos de Buenos Aires como el Obelisco, el estadio de River Plate, la Bombonera , la Casa Rosada, el Planetario, Puerto Madero y la famosa calle Corrientes. Esos kilómetros se disfrutaron mucho ….hasta el kilómetro 30; ahí ya fue otra la historia. Sabía que esos momentos duros iban a llegar y también sabía que me había preparado para no desistir. La cabeza decía camina un poco, no puedo más, los kilómetros no pasan, peero…. hay que engañarla o ser positivo como quieran decirlo y hay que convencerla de que… un poco más puedo, no falta nada, este kilómetro me sentí mejor que el anterior, mi familia está en la llegada, quiero contarles a mis hijas como logré correr, etc etc, jajajjaja esto también se prepara. En esos kilómetros recuerdo una señora entre el kilómetro 30 y 40 que sostenía un cartel que decía algo como, «Rompe tu muro», eso era lo que estaba haciendo kilómetro a kilómetro rompiendo un muro, … un muro mental y después de eso estaba la llegada, fue emocionante la verdad, unas lágrimas me ganaron en ese momento.
El grato momento
Los últimos metros los recuerdo con muchísima gente alentando, acompañando esos últimos metros finales, felices por vernos cruzar el arco de llegada, cada uno cumpliendo con objetivos personales, deseos y desafíos completamente distintos.
Esta carrera, como me dijo una amiga la noche anterior: se corre con piernas, cabeza y corazón. Completamente cierto y en ese orden…Los primeros 30 km con las piernas, los 10 restantes con cabeza y los últimos 2 kilómetros 195 metros con el corazón. Soy corredora amateur, no vivo de esto, corro porque es mi cable a tierra, porque me da claridad en muchos momentos de mi vida, cosas que sólo runners entenderán jajjajaj y claro que cruzar el arco de llegada, sin parar y con un ritmo constante es más que objetivo cumplido.
Siempre en mi corazón
Josefina y Catalina, nuestras hijas, esta vez no pudieron estar esperando en la llegada, pero siempre estuvieron en mi mente acompañándome y dándome fuerzas en los momentos más complicados de la carrera y sabiendo que iba a tener muchas cosas para contarle.
Soy maratonista
3 horas y 35 minutos después de la largada, ya con mi medalla en la mano pude decir, al fin soy una maratonista y seguro que volveré en el 2025
Felicitaciones a todos los runners de CdelU que se animaron y a todos aquellos que la corren todos los años porque somos cada vez más los locos por correr y ahora locos maratonistas.