ANA BURGOS Y COMO ES ESO DE CORRER CON UN MARCAPASOS

Ana Burgos es una de las tantas maratonistas de aventura con la que cuenta nuestra ciudad aunque su historia es bastante interesante como para dejarla pasar por alto.

Ana es enfermera universitaria y trabaja en terapia; tiene como pareja a Juan Roberto Silva y un hijo que se llama Ricardo. Y como las cosas en cada una de nuestras vidas se entrelazan Ana comenzó a correr cuando llevaba a su hijo a la Escuela de Canotaje en el 2006 y por el running conoció, más tarde, a su actual pareja, como para no enamorarse de las carreras de aventuras.
Hemos publicado un montón de notas de carreras y varias actuaciones de relieve de Ana pero no la conocíamos; la conocimos en su lugar de trabajo y además de su impresionante atención nos interesó de sobremanera su historia, digna de ser contada y acorde a lo que propone la página.


¿Cuándo y porqué comenzaste con esto del running?
En el 2006 yo llevaba a mi hijo Ricardo a la Escuela de Canotaje de Regatas Uruguay y como sólo tenía 6 años me daba mucho miedo dejarlo; entonces me quedaba en el club cuando ellos se iban a remar. Mirando la nada porque cuando pasaban la Stella Maris ya no los veía más. Así que me quedaba en el club a esperarlo. Un día me dije que tenía que algo con mi tiempo; así que un día comencé a trotar, despacito. Me iba al velódromo y hacía tiempo mientras lo esperaba a él. Me empezó a gustar, empecé a correr cada vez más. Empecé a encontrar gente que hacía lo mismo que yo y me sumé a un grupo. En un momento me invitan a correr La Misión de 160 km. y me dio un poco de miedo. Yo apenas había corrido un par de carreras en la provincia. Pero me incentivaron, «no va a pasar nada, va andar todo bien». Así que me prendí y en el 2018 tuve mi primera Misión, hicimos 50 horas. Totalmente sin experiencia, sin saber que iba a pasar con nuestros tiempos, con la distancia, con el agotamiento, con la comida. Pero finalmente lo logramos, salió super genial. Nos fascinó, nos encantó; la experiencia fue muy alentadora lo que termino por atraparme.


¿Preferís las carreras de aventuras o la de calles?
Carreras de calles no me gustan demasiado; si bien al principio hice algunas pero no es mi fuerte. Prefiero las carreras de aventuras donde yo puedo manejar mis tiempos, se vive de otra manera. Aparte los paisajes de estas carreras es algo impresionante, y no son tan explosivas como correr en la calle, donde necesitas más velocidad, te tenes que preparar de otra manera.

¿Con quién entrenas?
En este momento entreno sólo. Lo hice un tiempo con Marcelo Casado, un chico de Rosario que se había venido a vivir acá y nos pasaba os entrenamientos. Hoy salgo a hacer lo que tengo ganas en el día, repitiendo lo que hacía con Marcelo y pensando en la carrera que voy a correr. En estos momentos estoy preparando una carrera de 160 kilómetros en Villa La Angostura,


¿Cuáles carreras recordas con más cariño?
Son muchas porque las carreras de aventuras son muy bonitas y siempre hay algo que rescatar de cada una de ellas. Pero tengo muy presente un circuito entrerriano que hice que estuve muy bueno. Fue por Villa María, Piedras Blancas, La Paz y otros lugares más. Fueron cinco fechas que recuerdo muy bien porque las gané a todas. Hoy ya no estoy para puntear nada (jajaja). Ahora corro por placer.

¿Tu pareja también es atleta; eso ayuda para hacerlo todo más fácil?
Si, Juan es atleta, hace triatlón, iroman, corre carreras de aventuras las que corremos junto y más si son carreras largas como Yaboti, La Missión, el Raid de Los Andes, el Cruce y un monto de carreras más que hemos hecho juntos. La verdad que ayuda mucho porque realizamos casi todos os entrenamientos juntos. Sólo cuando prepara el iroman loe hace con bici de ruta y ahí no lo acompaño dado que yo corro con bicicleta de mountain.

CORRIENDO CON UN MARCAPASOS


¿Es cierto que corrés con un marcapasos? Como surgió eso?
Si es verdad que corro con un marcapasos que me lo colocaron hace año y medio aunque me lo tendría que haber colocado muchísimo antes pero me resistía. Empecé hacer bradicardia al esfuerzo, y no podía correr más si no me colocaban el marcapasos porque hacía unas pausas muy importantes y después de un entrenamiento exigido o una carrera quedaba con la frecuencia muy baja y eso me provocaba mareos y no me dejaba estar estable. Lo charlé con mi cardiólogo, hice unas consultas en Buenos Aires porque quería seguir entrenando y corriendo. Ellos me dijeron que así no podía seguir por lo que tuve que tomar una decisión. Todos me planteaban que si yo me ponía el marcapasos podía seguir con mi vida normal. Así lo hice y no tengo más problemas en todas las actividades que realizado, correr, funcional, pilates, remo y casi ya no me acuerdo que lo tengo puesto.

La bradicardia es la frecuencia cardíaca baja. El corazón de los adultos en reposo suele latir entre 60 y 100 veces por minuto. Si tienes bradicardia, el corazón late menos de 60 veces por minuto.

«VIVIR DE CERCA LA FALTA DE AMIGOS»

¿Cómo fue trabajar en terapia en tiempo de pandemia?
Ana es enfermera universitaria y trabaja en la terapia de la Cooperativa Médica; un sitio para nada recomendable para visitarlo y que seguramente ha sido muchísimo peor en el tiempo de la pandemia. Nos cuenta que «El Covid, a quien no les dejó secuelas. En el tiempo del Covid me tocó trabajar con muchos pacientes;  estábamos totalmente aislados tanto ellos como nosotros. Fue una época bastante desagradable; vivir de cerca la falta de algunos amigos algo que se hizo muy duro; tratar a los pacientes que solamente te tenían a uno como enfermeras y no veían otras caras. Fue una etapa bastante dura y ojalá que podamos superar todo esto y no volver a pasar otra vez lo mismo. Más allá de que vivimos un montón de cosas porque no fue corta, fue una etapa larga que no te la querés ni acordar. Como no podíamos estar todo el día en situaciones de tristeza y angustia como podíamos entrenábamos igual. Arrancábamos en el patio de nuestra casa y muchas veces era de noche y seguíamos dado que, de alguna forma, teníamos que gastar energias. Secamos el patio de casa de tanto corretearlo (jajajaj). Pero, afortunademente, estamos saliendo de todo esto y esperando que no vuelva el tema Covid.


¿Qué viene ahora para vos en este 2023?
En este 2023 estamos esperando febrero para ir a Villa La Angostura para correr La Missión, los 160k y luego, en mayo, Juan tiene el Iroman en Brasil y después vamos viendo el calendario y organizamos las carreras.
La Missión, según sus organizadores, el lema es que no se corre; se camina, se disfruta. Tenes 160k de paisajes soñados y si bien después que largamos la ansiedad te lleva a ir por más. Obvio que no vamos a pelear por la punta; son carreras muy técnicas; con muchas subidas con más de 3.000 metros y para nosotros que no tenemos donde entrenarlo no es fácil poder aprender o llevar el cuerpo con comodidad; de subir trepando o corriendo. Así que las subidas son caminando y las bajadas sí corriendo pero, principalmente disfrutando. Y esta carrera lo hará con sus amigos de siempre, Martina Boxler, Paulita Dipretoro o Adrián Navoni,entre otros.

 

¿El running te hizo conocer a Juan?
Como te contaba, cuando comencé a correr me junté con unos chicos para hacerlo más llevadero. Conocía a Daniel Muntes y le pregunté si podía sumarme al grupito de ellos. Me dijo que se juntaban a las 2 de la tarde en Regatas y empecé a ir. En ese grupo estaba Juan y fueron los que me invitaron a mi primera Missión. Asi empezamos a relacionarnos y conocernos.
Y de ahí estamos junto y la verdad que tengo admiración por lo que hace en el Iroman donde hace 3.800 metros de natación; 180 k de bicicleta y 42 km de pedestrismos y eso admirable por lo que representa hacer todo en un día. Muchas veces la gente te pregunta, ¿en cuántos días?. Es todo en el día, salí del agua, te subí a la bici y después comenzás a correr.
Ana Burgos, la enfermera universitaria que valía conocer su historia de vida. La foto de tapa muestra claramente lo que significa en running de aventura en su vida.