AL FIN, A JUGAR

(Por Betina Bonnin). Dejando atrás la incertidumbre, la emoción principal del período de preparación, hoy inicia Tokio 2020+1.

Alegría, presión, miedo, seguridad, resiliencia, deseo de trascender, desánimo, logros, obstáculos, desafíos, motivación, lesiones, bajas, salud. Situaciones, emociones y estados de ánimo que todo deportista conoce. Y sin dudas es lo que nos hace hoy, en la puerta de estas olimpíadas en pandemia, ser una gran comunidad con los atletas participantes.
Transitamos una época de continuos aprendizajes, no solo de entrenar diferente sino en la forma de interacción y retroalimentación, con el soporte que muchas veces nos dio la tecnología. La gestión de la incertidumbre y del necesario cambio fueron habilidades indispensables. Jugadores de equipo entrenando en solitario, deportes de contacto ejercitados sin contrincantes, la inexistente arenga y consecuente motivación en la cancha, gritar los goles a la nada, el jugar por uno mismo…
La fortaleza mental se basa hoy más que nunca en el autoconocimiento que cada uno pudo haber logrado, en un autodiálogo que debió ser siempre generativo. Esa necesidad de escribir y reescribir las habilidades y debilidades en soledad. En soledad debimos legitimizar emociones, buscando la conexión, la comunicación de nuevas maneras y con nuevos lenguajes, con los otros pero sobre todo con nosotros mismos.

Cecilia Carranza Saroli y Santiago Lange, oro en vela en los Juegos de Río de Janeiro, fueron los abanderados de la delegación argentina.

Hoy comienza para los atletas olímpicos el momento del disfrute, y para aquellos que entienden la competencia de otra manera, sin dudas del valorar haber llegado a donde llegaron. Hoy es el momento en que podrán reemplazar la incertidumbre por la ilusión. Es salir a hacer cierto que estamos, por fin, en los nuevos JUEGOS olímpicos.

(Texto gentileza Betina Bonnin – Mentora Deportiva (atleta y Dipl. Univ. en Coaching deportivo)