MARÍA CRISTINA, LA ENTRENADORA DE LA DINASTÍA MUÑOZ, QUE HACE HISTORIA

Marina Lezcano fue la abanderada las mujeres para llegar a correr caballos de carrera; María Cristina Muñoz quiere tener igual carrera entre las entrenadoras. Ya logró algo que ninguna mujer había logrado en 135 años. La dinastía Muñoz sigue haciendo historia.

Marina Lezcano fue quien cambió el rumbo en el turf siendo la primera jocketa en animarse a competir, de igual a igual, en un mundo dominados por los varones y en el cual parecía no haber lugar para las mujeres. De la mano del fenomenal Juan Esteban Bianchi comenzó su carrera corriendo entre mujeres para después enfrentar a los varones. Y con Telecóspico logró nada menos que la Cuádruple Corona al ganar, en una misma temporada, Polla de Potrillos, Jockey Club, el Nacional y el Carlos Pellegrini.
Hasta ahí el fútbol, el boxeo y el turf eran las tres patas deportivas más importantes en las que se asentaba la masculinidad en el siglo pasado. Hacia 1970, el fútbol todavía no había irrumpido con fuerza en el universo femenino y faltaban casi 30 años para que la Tigresa Marcela Acuña les abriera las puertas a las futuras boxeadoras.
Pero fue otra mujer, 1,51 de estatura y 44 kilos, la que se preparaba para romper los prejuicios en el mundo de los “burros”. Marina Lezcano apareció con toda su timidez, pero también con toda su convicción para hacerse un lugar en un ambiente poco preparado para recibirla. Y a fuerza de buenas actuaciones y éxitos demostró sus condiciones que llegaron a su punto más alto hace 40 años, el 5 de noviembre de 1978, cuando entró en la historia grande del turf argentino. Sólo nueve ejemplares en más de 80 años habían logrado imponerse en la misma temporada en la Polla, el Jockey Club, el Nacional y el Carlos Pellegrini, el último había sido Forli, en 1966, y ninguno más lo lograría desde entonces. Marina alcanzó la Cuádruple Corona con Telescópico, un producto del haras Don Yeye, hijo de Table Play y Filipina, que era cuidado por Juan Esteban Bianchi, el Mago de Capitán Sarmiento.

El tiempo de María Cristina
Este mundo sufrió un nuevo golpe en el Gran Premio Nacional, donde por primera vez en 135 una mujer entrenadora gana un Gran Premio Nacional de Grado 1 en la escala del turf argentino y no es cualquier mujer para los uruguayenses. Se trata de una descendiente de la dinastía de los Muñoz quienes, por varias temporadas fueran protagonistas en el turf de la zona en un hipódromo que hoy sufre por su abandono.
Miriñaque, el caballo entrenado por María Cristina Muñoz, ganó el Gran Premio Nacional de Turf y así esta uruguayense que como ella misma dice «nací en un stud» se convirtió en la primera mujer cuidadora en obtener ese galardón en los 135 años de historia de la competición. De esta forma rompió una tradición masculina que venía dándose en el mundo hípico nacional desde el siglo XIX. Ella dice que sabía que iba a ganar, que tenía un pálpito especial. Era, increíblemente, la primera vez que competía. Y cambió la historia para siempre.

Según cuenta una nota de Clarín, María Cristina (45) lleva los caballos en la sangre. Es una apasionada. Para ella entrenarlos no es un trabajo. Asegura que puede hacerlo «hasta el último de sus días». Su devoción proviene de su abuelo y su padre que eran entrenadores en Concepción de Uruguay, Entre Ríos, de donde ella es oriunda. Su madre, jockey en carreras cortas. «Me crié en un stud», cuenta.
El hilo conductor
«La Muñeca» Marina llegó al turf de la mano de Bianchi y también María Cristina quien cuenta que «Nunca quise otra cosa para mi vida. Ingresé a la universidad para estudiar Veterinaria para así entrar en el mundo de los caballos». Durante un año trabajó y estudió pero, rápidamente, logró comprarse su primer caballo. Ese fue su boleto de entrada al mundo hípico, donde conoció a grandes leyendas del turf que le enseñaron todo lo que sabe. «En San Isidro conocí a Esteban Bianchi, que es una leyenda viviente del turf argentino. Ganó todo y de él aprendí mucho. Es mi maestro en el inicio de esta profesión», contó Cristina.
Con Bianchi ganó todo Marina Lezcano en el mundo de los jockey; con Bianchi comienza a hacerse fuerte en este mundo María Cristina Muñoz. ¿Casualidad o causalidad?.
Desde 1997 tiene su licencia de entrenadora, pasó a atender caballos en el Hipódromo de Palermo logrando algunos triunfos pero el reconocimiento llegó tras este Gran Premio Nacional, la tercera gema de la Triple Corona argentina. Previamente se había quedado con la Polla de Potrillos.
135 años debieron pasar para que una mujer entrenadora reciba la Copa de un Gran Premio Nacional; y el orgullo es que se trata de una hija de nuestra ciudad; nacida en un stud en una familia con varias generaciones dedicadas a esto de andar con puras sangre.
Una larga historia en el turf

En la época de mayor gloria de nuestro hipódromo hablar del Negro Muñoz o de su stud Yo La Vi era palabra mayor; en una época donde brillaban los productos del Negro, de Mauro Linares, Rogelo Pintos u Oscar Almada; donde Vicente Aceredo o el Negro Luis Larrosa acaparaban estadísticas el Negro era un referente para todos aquellos aficionados deseosos de cumplir el sueño de tener un pura sangre.

El stud Yo La Vi o el bar Negro el 8 eran lugares de reuniones y largas charlas sobre caballos. Tras el fallecimiento del Negro se transformó en una despensa donde aún viven los recuerdos de los triunfos de los pupilos del Negro aunque ahora se mezclan con los de María Cristina que de ser «la hija del Negro» pasó a tener luz propia.

María Doulay, la que fuera esposa del Negro en vida, nos cuenta, con emoción, sobre su hija y sus triunfos en Buenos Aires. «Doce fuimos a Buenos Aires a ver la carrera porque María quería que estemos todos» y recordamos aquello del pálpito que tenía María Cristina que podía ganar esta carrera. No oculta su orgullo María cuando habla de sus hijas, porque además de María Cristina tiene a Zulma y Adriana. Zulma es la que más gusta de los caballos «y entrenar es un sueño a cumplir» nos cuenta ilusionada con que el hipódromo pueda reactivarse. «Es una tristeza verlo así» nos cuenta en un sentimiento que todos aquellos que han estado cerca sienten.

Con todo esto y si además María Cristina sostiene que se crió en un stud, no pudo haber sido otra cosa que entrenadora de caballos de carreras y, como ha demostrado, lo hace de la mejor manera. No podía ser de otra manera. la dinastía Muñoz sigue viva en ella.

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