Día ventoso el domingo uruguayense y cuando eso ocurre, el sector norte de la Isla del Puerto, se llena de «adoradores del viento y el agua» que con una tabla, arneses y una cometa se divierten y mucho en esta actividad muy de moda en estos tiempos.
Se trata del kitesurf, un deporte acuático en el que la fuerza del viento es el motor y donde se utiliza una cometa y una tabla para impulsarse por el agua. A pesar de su nombre, no hablamos de surfear olas. El kitesurf se puede hacer en lagunas tranquilas, mares agitados o en olas grandes. Todo lo que necesitas es viento y agua.
Sopló mucho vientos en la jornada de este domingo (rachas de 25 nudos) y el sector norte de la Isla del Puerto se pobló con una veintena de aficionados a este deporte dándole, al paraje, y a los concurrentes a la playa, un espectáculo diferente. Después, hablando con el instructor Sergio Giles, nos enteramos que la acción había comenzado más temprano.
Buscando en internet se comenta que «el kitesurf es un deporte extremo de deslizamiento sobre el agua en el que el viento propulsa una cometa de tracción (kite, en inglés) unida a tu cuerpo mediante un arnés, para que navegues en una tabla sobre las olas (wave riding) o realices maniobras en el aire que ni el delfín más saltarín podría hacer (freestyle).»
Terminó la jornada que comenzó a las 9 en la Isla Caridad.
Un poco de historia
Aunque se tiene noticia de que ya en el siglo XII algunas comunidades de pescadores chinos e indonesios utilizaban cometas para arrastrar sus pequeñas embarcaciones, esta modalidad deportiva data oficialmente de 1977, año en que Gijsbertus Adrianus Panhuise patentó un sistema de navegación sobre una tabla de surf traccionada por una especie de paracaídas.
Desde entonces el también llamado kiteboarding o flysurfing ha adquirido una gran popularidad, gracias a su espectacularidad y accesible aprendizaje, y las escuelas especializadas se han multiplicado a lo largo del planeta.
El grupo uruguayense
Bella toma de un kites a la Isla Cambacuá.
Para conocer detalles de este deporte DD conversó con Sergio Giles, quien supo ser aficionado al windsurf, pero que ahora fue atrapado por esta especialidad y se ha convertido en el instructor del grupo.
Sergio nos comenta que «tenemos un grupo de unos 40 kitesurfers mientras que unos 20 más están aprendiendo y habitualmente se nos suman de Gualeguaychú o Paysandú».
En relación a lo que vimos ayer en el sector norte de la Isla del Puerto nos comenta Sergio que; «ayer nos fuimos a las 9:00 hasta la Isla Caridad con 3 lanchas de apoyo y desde ahí nos vinimos. Obviamente que para esto antes se debe estudiar el viento y las condiciones climáticas».
«También hemos hecho travesías desde El Palmar o desde El banco de arena del Caraballo, el lugar más bello de la provincia junto a nuestras playas». El Arenal del Caraballo es una reserva natural de 12 hectáreas ubicada a una hora de lancha de Colón.
No se necesita demasiada fuerza.
Además de toda su experiencia de más de 20 años en el wind surf Sergio hizo un curso en San Clemente «ahí me convertí en Instructor Internacional de Kitesurf título que otorga la International Kiteboarding Organization (IKO) lo que me permite enseñar en todos los niveles».
Sergio nos agrega que «chicos desde los 5 años ya pueden iniciarse en este deporte en el que visto kites de más de 70 años. Y contrariamente a los que parece, para su práctica no es necesario que seas un portento físico ni estar en los mejores años de juventud, por lo que es un deporte para todas las edades». Y revisando internet nos enteramos que la española Gisela Pulido ha sido siete veces campeona del mundo antes de cumplir 17 años.
Sí hay que tener en cuenta de que se trata de un deporte de riesgo, por lo que son necesarias ciertas dosis de fuerza, resistencia y coordinación. De todas formas Sergio nos agrega «que tomando todo con seriedad y teniendo los recaudos necesarios es un deporte para divertirse y disfrutarlo».
Costo y cómo sumarse
El Instructor IKO Sergio Giles.
Un detalle a tener en cuenta es que comprar un buen equipo para poder subirse a una tabla es que es todo importado y con valores en dólares con un tope de U$S 2.400 aunque «con ingenio se pueden conseguir usados, casi nuevos, a mucho menor precio».
Los interesados en aprender esta bella especialidad pueden hacerlo comunicándose con Sergio Giles al celular 3442-507108 y comenzar a disfrutar del viento y el agua.