EL FLACO, CATRIEL, FACU Y CHIQUÍN CUENTAN SU HISTORIA CON DIEGO

Manu Iconiccof, de La Calle, publicó hoy unas series de notas de uruguayenses que, en el fútbol, compartieron algún momento con el Diego. Le agregamos a Francisco Portillo.

Sin dudas es el «Flaco» José Antonio Chamot quien más vivencias puede contar por su largo paso por el seleccionado nacional en sus varias versionaes. pero Catriel Orcellet, Facundo Bonvín y Francisco Ramón Portillo tuvieron su momento junto «al 10» y para ellos son momentos inolvidables.
José Chamot: “Lo tengo en la gloria”
El “Flaco“ Chamot, el “Lito” nos cuenta que «Creo que nunca en las cabezas de los chicos de mi categoría, o al menos yo, nunca pensé en ser un profesional del fútbol. Después por destino era necesario irse de Concepción para tener la comida del día a día. Mis padres decidieron trasladarse a San Lorenzo, Santa Fe y allí pasó todo cuando miré por la televisión el Mundial 1986 y salí a la calle a festejar el campeonato del mundo.
En ese momento, el mismo Diego me despierta con lo transmitido en el Mundial las ganas de hacer una prueba en un equipo de Rosario con el consejo de una gran persona como Meriano que era mi entrenador en Concepción del Uruguay. Me dijo “vayan a hacer una prueba a Rosario, vos o alguno de tus hermanos”. Finalmente ellos no quisieron y yo decidí hacerla en Rosario Central. Hice dos años de inferiores, dos años de Primera y me encontré en el vestuario de los campeones del mundo, todo eso en cuatro años. Bilardo me pedía que hablase en el medio de ese vestuario, donde veía bailar a Maradona, los veía bailar de alegría por lo que habían logrado. Había nuevos desafíos por delante y yo era parte de eso. La verdad es que esas son cosas inolvidables.
Después pude hacer una gira con ellos, no participar del Mundial Italia 1990, pero sí del de 1994 donde encontré a este genio, a Diego Armando Maradona. Yo llamaba a mi casa y le decía a mi madre “el Diego me dice Flaquito”, era la dimensión de ver a un monstruo del fútbol. Había que cuidarlo porque debíamos tenerlo en la cancha porque él te resolvía lo que no se podía resolver. Para mí fue el privilegio más grande que Dios me ha dado, compartir una cancha, de ser compañeros, compartir momentos con un talentoso que no va a ser comparable nunca. Dios lo bendiga, lo tenga en la gloria y le de mucha fuerzas a su familia.
Son momentos inolvidables los que me hizo vivir, un crack de los cracks. No solamente yo me saco el sombrero delante de un profesional así sino que el mundo entero. El mundo del futbol nunca podrá enterrar al gran Diego Armando Maradona.

Catriel Orcellet “día triste para los que amamos el fútbol”
Catriel Orcellet, en el inicio de su carrera como futbolista, de las inferiores Gimnasia y Esgrima pasó a Boca Juniors como arquero de fútbol y en e Xeneixe, se dio el de compartir algunas horas en un entrenamiento en 1996 junto a Diego Maradona.
Me llamó mi hijo más chico y me dijo “murió el Diego”, no entendía nada. Prendí la televisión y empecé a ver las noticias.
Yo a Boca Juniors fui en el 96´ y Diego Maradona se estaba recuperando de algo. Me llamaron a mí que recién había llegado y me llevaban a entrenar con él para que se ponga bien físicamente y fui a algunos entrenamientos. Me pateaba al arco, hacía definiciones porque yo era el único arquero con dos o tres chicos más.
Entrenábamos con la reserva en el mismo complejo, el del Sindicato de Empleados de Comercio en Ezeiza. Este tipo llegaba a entrenar capas que diez minutos antes pero antes de ir al vestuario de Primera, pasaba por el vestuario de reserva y saludaba a todos y cada uno de los jugadores. Nos saludaba con un beso y seguía para irse a cambiar. Pero primero pasaba a saludar a los de Reserva. No vas a escuchar un jugador que hable mal de Maradona como persona con sus pares, los jugadores de fútbol. La gente que lo conoció en su faceta como jugador de fútbol, todos te van a hablar maravillas.
Diego vivió su vida, nadie va a entender la vida que vivió porque nadie fue Maradona. Nadie vivió el acoso general del periodismo, de lo que es la gente. Nadie lo va a entender. Pero con los jugadores de fútbol, un verdadero monstruo. Después lo extrafutbolístico, es la vida de él, no la nuestra.
Yo crecí con el Mundial 86, con el del 90 viendo lo máximo y cómo dejaba la vida por los colores, creo que no tiene comparación, para los de nuestra época no hay un jugador igual. Y los que tuvimos la suerte de poder estar nada, un par de horas cerca de él, eso te queda eternamente. Tener una foto o algo con él, te queda para toda la vida. Es un día triste para los que amamos el fútbol, para los que crecimos viendo al mejor Maradona, su mejor versión. Hoy la realidad es que se te caen las lágrimas.
Los que alguna vez soñamos con jugar en la selección, lo soñamos porque veíamos a Maradona dejar todo por esa camiseta. Por eso es un día tristísimo para los que crecimos viéndolo, y los que no como mis hijos, cada vez que vemos un video les muestro quién era Maradona. Ellos veneran a Messi, pero saben muy bien quién fue Maradona para el fútbol.

Facundo Bonvín: “Fue una linda experiencia”
No compartí entrenamientos, se dio en una oportunidad que estaba entrenando Diego con un preparador físico estadounidense, lo hacía solo, con Guillermo Coppola. Se acercó un profe un día de mañana, nos despertó a mí y a dos chicos más y nos dijo “tienen que ir a Casa Amarilla”. Llegamos y había una movida de periodistas impresionante, no entendíamos nada. Entramos al vestuario, no había nadie y de golpe entra Diego, muy alegre. Resulta que teníamos que quedarnos dentro de la cancha con los otros compañeros durante las dos horas que entrenó y alcanzarle las pelotas, botellas de agua. Lo estaban matando físicamente, hacía pasadas, trabajaba con paracaídas. Me acuerdo que en un momento viene Coppola, nos junta y le dice “Hacele unos chiches Diego”, tomó la pelota e hizo cualquier cosa. Un capo. Muy buena onda en todo momento.
Compartimos un rato en el vestuario y ayudarlo en esas pequeñas cositas que no lo podíamos creer. Nos regaló una remera a cada uno, me acuerdo que era la época que lo vestía la marca Puma. No tuve la suerte de entrenar pero fue una linda experiencia.

Chiquín: «Qué fortuna la mía»
Francisco Ramón Portillo, el «Chiquín» que arrancara en Atlético Uruguay y fue ídolo total del «Viola» de Villa Dalmine, escribió en su cuenta de facebook «qué fortuna la mía jugar un amistoso con un grande de verdad. Hasta siempre Diego, que descanses en paz».
Con relación a este partido cuentan que «El 4 de febrero de 1981 llegaba a Campana para participar en un amistoso Argentinos Juniors y Villa Dálmine en el estadio de Mitre y Puccini. Para sorpresa de todos fuimos pocos los privilegiados periodistas que vivimos ese histórico momento que finalizó con la victoria del equipo de Diego por 3 a 1 marcando el 2 de los tres goles en ese triste 1981 donde Villa Dàlmine perdería la categoría a fin de año en la histórica definición por penales en la cancha de Atlanta frente a El Porvenir.
Villa Dalmine formó con: Armando Bignone; Carlos Pintos, José Schaer, Osvaldo Carrica, Néstor Felipe; Marío Contte, Aldo Ifrán, Francisco Ramón Portillo; Narciso Gallardo, Héctor Oscar Fernández y Alfredo Raúl Letanú.
Argentinos alistó a Rafael Seria; Carlos Carrizo, Christian Angelletti, Ricardo Franceschini, Carlos Olarán; Carlos Vidal, Daniel «Tabita» García, Diego Armando Maradona; Pedro Remigio Magallanes, Eduardo Rotondi y Pedro Pablo Pasculli.
Fue el último partido de Maradona con la camiseta de Argentinos Juniors, al día siguiente se firmaba su pase a Boca Juniors y allí comenzaría su dilatada trayectoria deportiva».