EL DIEGO, FEMINISMO Y CONFUSIÓN

A continuación la nota que la amiga Eugenia Delorenzi, de la redaccion-er@miradorprovincial.com escribió sobre la muerte de Diego Armando Maradona y todo lo que representa.

Murió el Diego. El 10. El que le devolvió la alegría al Pueblo. El de la mano de Dios. Pero también el de las denuncias. Las redes estallaron en el debate feminista que atañe al asunto. ¿Es posible la grieta?¿Es posible no estar de un lado o del otro? Preguntas desde la empatía, el amor por quienes me rodean y por el fútbol.
Nos trasciende. Nos hace repensar. Replantear. Reconstruir. Qué difícil todo.
¿Cómo decirle que está mal llorarlo al Diego a una familia que la única alegría en su vida era un gol del 10? ¿Cómo decirle que está mal a un niño o una niña – hoy adulto o adulta – que soñaba con ser Maradona y no un superhéroe o una superheroína?
¿Cómo decirle a las familias humildes, de las villas y barrios populares que no lloren a quien les supo hacer creer que podían lograr lo que fuera? ¿Cómo decirles que no tienen que llorar al que los mantenía con una sonrisa pese a que no tenían para comer?
¿Cómo pedirles enojo a quienes aman el fútbol, ese fútbol que nos dio una Copa del Mundo cuando sólo había dolor en el país?
Es difícil. Es complejo. ¿Cómo pedirle también a mi mamá que no empatice con Claudia: una mamá que enfrentó sola la vida con hijas mujeres, y que quiera a Diego? ¿Cómo pedirle a las mujeres víctimas de violencia a las que cuestionan y no les creen, que veneren a un tipo con muchas denuncias?
¿Cómo pedirles que quieran al Diego a quienes repudiamos la violencia, el machismo, la misoginia?
¿Cómo hacer? ¿Qué hacer? ¿Cómo hacer para no sentir angustia de tanto dolor del Pueblo? ¿Como saber todo esto, pensarlo y no cuestionarlo? Qué dificil, qué complejo. Sólo me hago preguntas.
Construir y reconstruir a partir de lo que pasa. De escuchar a quien amo: «Se nos murió el superhéroe que queríamos ser cuando éramos chiquitos». De cuestionar lo incuestionable.
«Yo lo quiero a mi papá pese a todo, y esa va a ser mi contradicción eterna, y no me voy a culpar por eso» dijo una amiga. Y sí es eso. Conocer lo incómodo del feminismo y hacerlo parte del repensar.
El fútbol y el feminismo en una mezcla de sentimientos, pasiones, emociones y realidades que nos atraviesan. Y el Diego, una parte de eso.
Soy mujer, feminista, en permanente deconstrucción. Seguiré aprendiendo. Pero también seguiré cuestionando, repensando. Y nunca, pero nunca culpándome a mí, o a ninguna mujer.
No es tampoco nuestra tarea hacerlo, pero sí un desafío que invito a enfrentar. Es complejo. Es difícil. Es todo eso.
Adiós Diego, bienvenidas las preguntas. Y bienvenido sobre todo el feminismo en lo más entrañable del fútbol. Que esto dispare todo lo que nos falta conquistar en este hermoso deporte, y no la grieta.
Gracias.