DESCENDER CON LA FRENTE EN ALTO

Por Mauricio Galarza – Especial para Deporte Digital. El descenso de Parque Sur con otra mirada.

En las últimas horas la noticia del descenso de Club Parque Sur en la Liga Argentina de Básquetbol ha generado las congojas lógicas de una situación deportiva que nadie quiere pero que a veces se atraviesa en el camino y es muy difícil esquivarla. Fueron ocho temporadas en total, desde aquella 2015-16 en el viejo TNA a esta 2022-23 de la cual al equipo del Puerto Viejo le restan tres partidos para despedirse. Y el hecho se produjo en la cancha, como debe ser; aunque para muchos no sea consuelo.
Sin dudas que para el básquet de la ciudad y la región es un suceso para nada feliz, perder una plaza en la segunda categoría del baloncesto nacional a la cual se llegó por méritos propios. Quizá por eso la tristeza sea aún más grande. Ahora bien, lo que ocurrió está incluido dentro de los vaivenes de este deporte pero no es tiempo de empezar a buscar responsables sino de valorar lo que se hizo; lo que se consiguió y pensar en seguir apostando al mismo trabajo que antes dio sus frutos.
También hay que contextualizar la situación porque de lo contrario parece que se vivió una tragedia y para nada es así. Era un desafío complicado en una temporada con demasiados contratiempos juntos que, al final, pasaron factura. El hincha retiene lo más inmediato, lo que pasó el miércoles, pero muchas veces no repara en el todo. Permite que el árbol tape el bosque. Y Parque Sur, desde la rotura de ligamentos de Luciano Pagani para acá, no las tuvo todas consigo.


Un duro golpe en el comienzo de temporada y con las consecuencias que ello demanda: hacerse cargo de la cirugía del jugador lesionado, de su salario y salir a buscar un reemplazo. Eso, más otras lesiones, más la no vuelta de Taurus Adams II –su mejor jugador hasta el receso- y jugadores que no rindieron lo esperado explican el porqué se dieron 16 derrotas consecutivas y se terminó en el descenso. En el medio seguramente hubo errores y de ellos habrá que aprender.
No son excusas, son situaciones que contextualizan un hecho. Sí hay una verdad y es que desde la salida de René Richard de la conducción técnica Parque Sur perdió competitividad. Y esta ruptura matrimonial de más de 20 años no se dio por cuestiones deportivas. Desde su conducción el Sureño fue campeón de la Liga Provincial 2013 y campeón del Torneo Federal 2014-15, además de llegar a jugar cuartos de final de la Conferencia Sur 2017-18 en la ya denominada Liga Argentina.
El período post Richard no fue lo mismo pero los dirigentes tampoco hicieron una locura. No fueron en busca de un técnico de afuera, sin conocimiento de lo fino sino que siempre apostaron por alguien que estuvo en el proceso. Primero fue Damián Gamarra, ex asistente de René, después Gonzalo Rodríguez Costoza –hombre de la casa- y finalmente Iván José Paolazzi; ningún desconocido pero las cosas no se dieron y hay que aceptarlas como tal. No es una tragedia ni mucho menos.
Y también hay que entender que a veces un descenso o perder la categoría termina siendo después un impulso para empezar de nuevo. No siempre se da pero le pasó a La Unión de Colón. Dejó la plaza en la temporada 2019-20 –la que se interrumpió por la pandemia de Covid- y después volvió como campeón de la Liga Federal 2022. ¿Si valió la pena? Seguro que sí. Y otros clubes han pasado por la categoría sin pena ni gloria y la dejaron sin dar batalla en la cancha. También eso hay que ver.


Todo debe ponerse en contexto. Porque el básquet argentino, al menos de los últimos años, permite que donde hay alguien que ponga la tarasca puede haber un equipo jugando en la Liga Argentina o Liga Nacional. Y los ejemplos sobran. Por eso es valioso recordar que más allá de perder un lugar en una divisional hay una institución que queda. No hace mucho uno de los participantes primero se llamó Sportivo América y después Basket Rosario. Y jugó tres temporadas sin siquiera tener cancha propia.
Es decir, en una competencia donde se permite el intercambio de plazas como si fueran figuras del Mundial o donde si hay mucha plata se pueden armar equipos para pelear una temporada y ascender, como sucedió con Independiente de Oliva, perder la categoría termina siendo una estadística más. Aunque no guste y duela.
La gente de Parque Sur tiene que quedarse con lo mejor que sus equipos le dieron en esta última década. Desde la Liga Provincial y hasta esta Liga Argentina. Muchos de los dirigentes que hoy están para bancar esta parada estuvieron también en aquél comienzo. No se puede borrar de un plumazo lo hecho en todo este tiempo. Que tendrán cosas por rever y corregir, seguramente. Ahora es tiempo de acompañar, de estar; no de juzgar y condenar. Porque la revancha puede estar a la vuelta de la esquina.

(Fotos gentileza Aldo Comte)